En una pequeña aldea llamada Buscalan, en la provincia de Kalinga, al norte de la isla de Luzón en Filipinas, reside Apo Whang-Od, la tatuadora más longeva del mundo que este mes de febrero ha cumplido 108 años.
Whang-Od, también conocida como María Oggay, pertenece a la tribu Butbut, una comunidad indígena que, aún hoy, vive de acuerdo a su cultura y costumbres más tradicionales, al margen de las modernidades de la sociedad actual.
María Oggay es considerada la última artista mambabatok o tatuadora tradicional de Kalinga. La técnica de tatuaje batok es una técnica ancestral que consiste en penetrar la piel con una espina de calamansi (árbol cítrico filipino), atada por un extremo a una pequeña rama de bambú.
El pigmento empleado para la realización de los tatuajes batok (muy alejado de las tintas comerciales “al uso”) está compuesto por una mezcla de carbón vegetal al que se añade agua y azúcar, la cual se va introduciendo en la piel mediante un golpeo manual rápido, constante y repetitivo, de ahí que la técnica batok pueda resultar, en principio, más dolorosa en comparación con las técnicas modernas convencionales en las que se usan máquinas de tatuar eléctricas. Los diseños de los tatuajes tradicionales batok están inspirados en la naturaleza y, en su mayoría, son figuras geométricas, las cuales gozan de gran simbolismo y profundo significado para la comunidad Butbut.
María Oggay comenzó a tatuar cuando tan solo era una adolescente, en una época en la que el arte de tatuar era una práctica reservada únicamente a los hombres, que, a su vez, eran también los únicos a quienes se les permitía lucir tatuajes en su cuerpo. De esta forma, Whang-Od se convirtió en una auténtica pionera y, rompiendo con los cánones establecidos de su tiempo, se inició en el aprendizaje de la técnica batok de la mano de su padre, también tatuador, a la temprana edad de 15 años, sin que haya parado de tatuar desde entonces.
Según la creencia de la tribu Butbut, la técnica tradicional del batok solamente puede transmitirse a través del linaje, de manera que las habilidades de un artista mambabatok únicamente podrían heredarse por los descendientes consanguíneos del maestro tatuador. Si bien Apo Whang-Od se quedó viuda muy joven y nunca tuvo hijos, la tradición batok ha encontrado sucesora en su sobrina nieta (hija de su hermana), que, desde hace varios años, ya pone en práctica los conocimientos adquiridos de María Oggay. Parece por tanto que, al menos por ahora, la continuación del arte del tatuaje tradicional batok no corre el riesgo de desaparecer.
Actualmente, son muchos los turistas que cada año se desplazan hasta la remota aldea de Buscalan para conseguir un tatuaje tradicional realizado por la gran Whang-Od. Ahora bien, el arduo camino que hay que emprender desde la capital Manila para llegar hasta allí -un largo viaje de hasta 15 horas por senderos entre montañas- no siempre garantiza hacerse con una obra de arte de la famosa mambabatok, ya que María Oggay no tatúa a todo el mundo que acude al poblado en su busca, sino que la artista solamente realiza sus tatuajes a aquellas personas a las que ella considera merecedoras de llevar en su piel alguno de sus tradicionales diseños.
Como curiosidad final cabe mencionar que, debido a la enorme fama que la artista ha alcanzado a nivel mundial, Apo Whang-Od llegó a ser incluso portada de la edición filipina de la revista Vogue, que la definió como una mujer que “simboliza la fuerza y la belleza del espíritu filipinos”. María Oggay logró este hito en abril de 2023, convirtiéndose así en la persona más longeva en aparecer en la portada de esta prestigiosa publicación.